Situación: el conflicto, aunque suele tener una connotación negativa, puede ser una fuente poderosa de desarrollo si se maneja de manera adecuada. Desde mi perspectiva personal, he experimentado cómo el conflicto en mi propio negocio, especialmente cuando nació mi hijo, fue un motor para crecer y adaptarme a nuevas realidades.

Hecho: El conflicto inicial

Cuando di a luz a mi hijo, Christiel Noel, el 31 de julio de 2024, experimenté un conflicto entre mis responsabilidades como madre primeriza y mi rol como propietaria de un negocio. El retraso en la entrega de pedidos generó malestar entre mis clientes. Este conflicto me llevó a una situación difícil, ya que sentí que no podía cumplir eficazmente con ambos roles.

Protagonista: Mi rol en el conflicto

Yo fui la protagonista directa de este conflicto, ya que todo giraba en torno a mi capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias. Al enfrentar este desafío, comprendí que no podía seguir gestionando el negocio de la misma manera que antes. El estrés y la presión me hicieron buscar nuevas formas de hacer las cosas.

Evolución: Adaptación y crecimiento

A medida que el conflicto se agudizaba, comencé a buscar soluciones que no solo resolvieran el problema inmediato, sino que también permitieran el desarrollo del negocio a largo plazo. Delegué algunas tareas y optimicé ciertos procesos dentro del negocio para mejorar la eficiencia. También implementé sistemas de comunicación más efectivos con los clientes para gestionar sus expectativas.

Resultado: Desarrollo y mejora continua

El conflicto inicial, lejos de ser un obstáculo insalvable, fue un catalizador de desarrollo. Logré reestructurar mi negocio y, a largo plazo, el manejo más eficiente de los pedidos incrementó la satisfacción de los clientes. Además, pude equilibrar mis responsabilidades personales con las profesionales de manera más efectiva.

En definitiva, el conflicto puede ser germen de desarrollo si se ve como una oportunidad para crecer, adaptarse y mejorar, en lugar de como una barrera insuperable. Mi experiencia personal demuestra que, aunque los conflictos generan tensión, también son una fuente de innovación y progreso cuando se enfrentan con una mentalidad constructiva.